Cuando llegue a los 50

Saludos de nuevo!

Ya se están sintiendo los fríos de diciembre (o será que con tanta tormenta nunca dejaron de sentirse?). En fin, el punto es que ya estamos en la recta final del año, y es interesante ver cómo entre más años cargamos, más rápido se pasan los siguientes... o dicho de otra forma, entre más viejos somos, más viejos nos hacemos... qué duro...

Ayer sábado estuve en la celebración de los segundos 25 años de mi tía (para que no suene tan feo) y si bien es cierto que todavía me falta cierto trecho por recorrer para llegar a eso, poco a poco el paso del tiempo se hace sentir.

Obligatoriamente se llega a la pregunta de cómo he vivido mis años anteriores y cómo quiero vivir los que siguen.

Para empezar, como ser humano que soy, es obvio que durante el transcurso de mi vida he cometido muchos errores, algunos voluntariamente, como la vez que le dejé caer un vaso de agua a un señor en la cabeza desde la gradería en el estadio (ojo que solo tenía 5 años y el vaso era de plástico). Otras veces ha sido sin saber que el resultado sería peor de lo que esperaba, como cuando, junto con unos amigos, echamos un desodorante en aerosol en la fogata del campamento...

La cuestión es que el ser humano aprende en un gran porcentaje con el método de prueba y error, aunque parte de lo que nos diferencia de los demás animales es que podemos aprender de la experiencia de otros, por más que algunos nos empeñemos en estarnos dando contra la misma piedra.

Sí; he cometido muchos errores en mi vida y si bien es cierto que me ayudaron a aprender, también lo es que me arrepiento de ellos, porque también es humano arrepentirse y por arrepentimiento quiero decir darse cuenta del daño hecho y no querer volver a repetirlo. En otras palabras, el arrepentimiento es otra forma de aprendizaje donde no solo interviene la razón, sino también el corazón. Ahora; una cosa es arrepentirse y otra dejarse abrumar por las culpas pasadas, eso es lo que ya no me parece bien. De todo mal se puede sacar algo bueno.

De algo que no me arrepiento es de no haber estado en los Boy Scouts. Con todo el respeto que me merecen, nunca me atrajo la idea de vestirme con pantalones cortos y ponerme unas bolitas de colores en las medias, pero bueno, para todo hay gente.

De otra cosa que no me arrepiento es de no haber sido muy aficionado a la cerveza, aunque de vez en cuando me tomaba una. De todas formas, yo solo tomaba cerveza para impresionar a las mujeres, y como no me sirvió la estrategia decidí dejarlo. Ahora, nunca rechazo un buen rompope, en especial el que hace mi tía, la que cumplió 50 años.

Tampoco me arrepiento del tiempo que pasé en la casa de mis abuelos "ayudando" a mi abuelo en todas las cosas que hacía: electrónica, carpintería, zapatería, etc. Aprendí montones aunque eran más las regañadas que me llevaba por travieso, pero igual disfrutaba. Así fue como aprendí la diferencia entre un destornillador philips (no sé si se escribe así) y uno corriente, aprendí que la laca para el pelo es inflamable, que las sierras de disco son peligrosas para los dedos, que la madera de cedro sabe amargo, que para decir malas palabras hay que ser mayor de edad, que tocar los dos cables de la corriente se siente feo, que los dedos se ponen morados cuando uno no le da al clavo, y sobre todo, que para lograr algo hay que tener mucha paciencia, tanto con uno mismo como con los demás.

Por otro lado, me arrepiento de no haber puesto más atención en las clases de música, en vez de estar tirando papelitos con la flauta. Es triste no darse cuenta del valor que tienen las cosas hasta el momento en que uno las necesita.

Muchas otras razones tengo para arrepentirme pero no las voy a escribir acá, en parte porque no tengo tanto tiempo ni quiero aburrirlos con eso. Mejor enfoquémonos en lo bueno y esperemos que cuanto tenga mis 50 sigan siendo más las razones que tengo para estar alegre que las que tengo para no estarlo.

Saludos a tod@s!